lunes, 18 de mayo de 2009

SUELTA EN EL VIENTO AZUL



Antes de los inventos en oriente
cuando vagaban sueños sueltos
por los sesos incas en el Perú
antes del desfile interminable
de letras sumerias y demás signos
de arcilla y barro
cuando las armas eran mondadientes
para escarbar los restos en las batallas
la poesía anduvo suelta en el cortante viento
suelta en la génesis de tus miradas.

Libre y libre, anduvo en las danzas
paleolíticas, en los colores rupestres.
Fue el sonido de la lluvia sin arca
y sin arco, el diluvio mismo
trazando una cordillera
o un maravilloso boquerón, fue
el cangrejo dejando huellas reversas
sobre la arena revoloteada
de vacaciones como una ce cansada
de tanto carajo

CCCCCCCCCCC
CCCCCCCCCCC

Y mi vista no fue exclusiva del Toro
de Lascaux, mis sentidos todos, homosapiens
sapiens o no, fueron sensibilizados
por la melodía indomable de la naturaleza
por el gusto insípido de las raíces
o la carne al fuego.
Mi boca se fue disolviendo
en la huella digital, en esa serigrafía
antiquísima que termina casi siempre
en el archivo de la policía.

Y mi cuerpo entero se paralizó ante
un museo de guerra, mi alma
adquirió el verso libre de las cosas
y el horror de las pesadillas humanas.
Y entera, libre
la poesía sobrevivió a todos los genocidios.

Pero antes, mucho antes de grandes
horrores y extrañezas
anduvieron tú y la poesía
en la imaginación del viento
tú y la poesía en el milagro de las
cavernas, en el basta ya de Amaru
y en la rabia de Ayacucho
tú y la poesía hasta juntarnos
en el huracán azul y comenzar
a recorrer los paraísos de Dante
sin reír ni llorar, simplemente
tú, la poesía y yo en la barca de Caronte
por el infierno o hacia
algún noveno cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario